Simon, el juego de memoria que marcó los años 80
Si creciste en los años 80 o 90, es muy probable que hayas pasado horas frente a un círculo de colores que emitía sonidos hipnóticos. Ese círculo mágico no era otra cosa que Simon, el juego electrónico de memoria que revolucionó las sobremesas familiares y las reuniones con amigos. Hoy queremos hacer un viaje nostálgico para recordar cómo nació este clásico, quién lo fabricó y por qué sigue siendo un icono del entretenimiento.
El nacimiento de Simon: 1978
El juego Simon fue creado en 1978 por Ralph H. Baer (considerado el padre de los videojuegos) y Howard J. Morrison, con programación de Lenny Cope. Fue fabricado originalmente por Milton Bradley, compañía que más tarde pasaría a formar parte de Hasbro.
La primera presentación de Simon fue todo un acontecimiento: se hizo en el mítico club Studio 54 de Nueva York, y desde ese instante se convirtió en un fenómeno cultural.

¿Cómo funcionaba el juego Simon?
La mecánica era sencilla, pero tremendamente adictiva:
- Cuatro botones de colores (verde, rojo, amarillo y azul).
- Cada botón emitía una nota musical y se iluminaba.
- El jugador debía repetir la secuencia de sonidos y luces que la máquina generaba, cada vez más larga y complicada.
Con cada acierto, la dificultad aumentaba, poniendo a prueba tu memoria y concentración. Una simple partida podía durar minutos… o acabar en segundos con un error.
Un juguete icónico de los 80
En los años 80, Simon se convirtió en un regalo estrella en las Navidades de medio mundo. Para muchos niños y adolescentes, fue la primera experiencia con un juego electrónico interactivo, antes de la llegada masiva de los videojuegos en consolas.
Simon no solo era un reto mental, también tenía un componente social: se jugaba en solitario, pero también en grupo, pasando el turno y viendo quién lograba recordar más secuencias.
Versiones y evoluciones del Simon
El éxito del Simon fue tan grande que pronto aparecieron nuevas versiones:
- Super Simon (1979): con dos juegos de botones para jugar frente a frente.
- Pocket Simon (1980): versión portátil.
- Simon Trickster, Simon Air o Simon Optix: ediciones modernas lanzadas por Hasbro, que incorporaron nuevos modos, sensores de movimiento e incluso realidad aumentada.
A pesar de las reinvenciones, la esencia siempre fue la misma: repetir patrones de luces y sonidos cada vez más complicados.
¿Por qué Simon sigue siendo especial?
Simon no era solo un juguete, era un ritual compartido. Muchos lo recuerdan como parte de su infancia, con esa mezcla de tensión y risa al equivocarse en la secuencia.
Hoy, el juego Simon sigue disponible en tiendas y online, tanto en su versión clásica como en las ediciones modernas. Incluso existen versiones digitales y apps que mantienen vivo el espíritu del original.
Conclusión
El Simon no fue un simple juego de memoria electrónico: fue un símbolo de toda una generación, un puente entre los juguetes tradicionales y la era digital. Su diseño colorido, su sonido inolvidable y la emoción de cada partida lo han convertido en un clásico atemporal.
Si quieres revivir aquellos momentos de tu infancia o presentárselo a los más pequeños, Simon sigue siendo un acierto seguro. Porque algunos juegos, como los recuerdos, nunca pasan de moda.