¡Ay, Dios mío, cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando, con apenas diez añitos, mi madre me dejaba quedarme despierto hasta tarde los jueves por la noche para ver la que, para mí, se convertiría en una de las series más influyentes y queridas de la televisión: «Canción triste de Hill Street» (título original: Hill Street Blues). Esta joya, emitida por NBC entre 1981 y 1987, no solo era un entretenimiento semanal, sino una ventana a un mundo crudo y real que, sin saberlo entonces, cambiaría para siempre el panorama del drama televisivo. Es un recuerdo que me inunda de nostalgia intensa cada vez que escucho su inolvidable tema musical.
La Revolución en las Calles de Hill Street
Antes de «Hill Street Blues», las series policiacas eran bastante predecibles: héroes perfectos que resolvían todos los casos con facilidad. Pero esta serie, ambientada en una comisaría de Nueva York (aunque el creador Steven Bochco la concibió en una ciudad ficticia que mezclaba elementos de Chicago, Buffalo y Pittsburgh, con coches de policía que recordaban a Chicago), rompió todos los moldes. Presentaba policías auténticos, con defectos, miedos, flaquezas y conflictos personales profundos, algo revolucionario para la época. Era como si cada episodio fuese una ventana íntima a sus vidas, mostrando que detrás del uniforme, había personas con sus propias batallas.
La serie fue pionera en su estilo visual y narrativo. Utilizaba una estética documental con cámaras en movimiento (a menudo de mano), múltiples tramas simultáneas que no siempre se resolvían en un solo episodio, y un ritmo frenético que simulaba la intensa realidad de una comisaría. A diferencia de otros dramas, casi no tenía planos de establecimiento y empleaba una partitura musical mínima, lo que la hacía sentir increíblemente moderna y realista. Esas calles frías y lluviosas de Chicago en la intro eran hipnóticas para un niño como yo.
Personajes Que Dejaron una Huella
El elenco de «Canción triste de Hill Street» era extraordinario, liderado por Daniel J. Travanti como el Capitán Frank Furillo. Furillo, honesto y capaz, lidiaba con sus propios demonios, como su alcoholismo en recuperación, algo que me impactó profundamente al verlo de adulto. Recuerdo su decepción cuando buscó apoyo en su padrino, solo para descubrir que este había recaído.
Pero si hay un personaje que se quedó grabado en mi memoria, fue el Sargento Philip «Phil» Freemason Esterhaus, interpretado magistralmente por el fallecido Michael Conrad. Su famosa frase, «Tengan cuidado ahí fuera», al final de cada reunión matinal, se convirtió en un ícono de la televisión y una frase que mi padre solía repetir. Su muerte en la serie, durante un encuentro romántico con Grace Gardner, fue un momento desgarrador y una anécdota que muchos recuerdan, especialmente la frase «encima mío» que se rumoreaba que la esposa dijo al describir su muerte. ¡Qué actor! Ese papel estaba hecho para él.

Otros personajes inolvidables incluyen:
- Detective Michael «Mick» Belker (Bruce Weitz): Pequeño, fuerte, judío, y con una serie de excentricidades como gruñir, morder sospechosos (después de ser atacado) y su hábito de responder al teléfono con un brusco «¡BELKER!» para luego suavizarse con un cariñoso «Hola, Ma…». Era un personaje tan único que muchos lo comparaban con «Wolverine» y hacerte amigo de él era un riesgo. Weitz fue nominado al Emmy por Actor de Reparto casi todos los años.
- Oficiales Bobby Hill (Michael Warren) y Andrew «Andy» Renko (Charles Haid): Esta pareja de patrulla era el corazón de muchas historias. Hill, un boxeador entrenado y noble, y Renko, el «Cowboy» de Nueva Jersey, con su acento sureño y su moto. Recuerdo vívidamente el shock cuando ambos fueron emboscados y casi asesinados en la primera temporada; me dejó sin palabras.
- Joyce Davenport (Veronica Hamel): La brillante abogada de oficio y, más tarde, esposa del Capitán Furillo, a quien cariñosamente llamaba «Pizza Man». Su relación, inicialmente secreta, añadía una capa de drama personal. ¡Y qué guapa era! Muchos la consideraban una «muñeca» y una «diosa».
- Sargento/Teniente Howard Hunter (James B. Sikking): El militarista comandante del Equipo de Acción de Emergencia (EAT), con su tendencia a teorizar sobre la degeneración social y sus a veces incómodos comentarios sobre temas raciales. Era un tipo raro, pero un oficial muy capaz. El actor James B. Sikking falleció en 2024 a los 90 años.

- Oficial (luego Sargento) Lucy Bates (Betty Thomas): La única mujer oficial con arcos argumentales importantes, que evolucionó de ser emocional a una oficial dura y capaz. Betty Thomas ganó un Emmy por su papel.
- Detectives J.D. LaRue (Kiel Martin) y Neal Washington (Taurean Blacque): LaRue, el talentoso pero problemático oficial con problemas de alcohol y planes para hacerse rico rápido, y Washington, su leal compañero y mejor amigo, con su característico palillo en la boca. Trágicamente, Kiel Martin falleció joven en 1990 a los 46 años, y Taurean Blacque nos dejó en 2022 a los 82.
- Sargento Stanislaus «Stan» Jablonski (Robert Prosky): El policía «de la vieja escuela» que reemplazó a Esterhaus, con su lema «Hagámoslo nosotros antes de que nos lo hagan ellos». Robert Prosky falleció en 2008.
- Teniente Norman «Guido» Buntz (Dennis Franz): Un oficial efectivo pero con tácticas moralmente cuestionables, que hablaba con un fuerte acento de Chicago. Dennis Franz ya había interpretado a otro personaje, el corrupto Detective Sal Benedetto, en la serie antes de convertirse en Buntz. Su personaje fue tan popular que tuvo un spin-off, «Beverly Hills Buntz».
Y no podemos olvidar a los personajes secundarios que le daban vida a la comisaría, como Jesus Martinez, el líder de la pandilla Los Diablos, que desarrolló una compleja relación con Furillo, o «Buck Naked» Gilbert, el excéntrico que aparecía de la nada gritando «¡Estoy completamente desnudo!».
Éxito y Legado Inigualable
«Canción triste de Hill Street» no solo se ganó el corazón de la audiencia, sino también el reconocimiento de la crítica. Acumuló una impresionante cantidad de premios, incluyendo 24 Emmys de 96 nominaciones, 3 Globos de Oro de 11 nominaciones, y 5 People’s Choice Awards. Su primera temporada batió récords de nominaciones (21) y premios (8) en los Emmy. El episodio piloto, «Hill Street Station», fue el único en la historia de la televisión en ganar Emmys por dirección y guion.
El impacto de la serie fue tan grande que se le considera una obra maestra monumental e histórica que sentó las bases para el drama televisivo moderno. De su sala de guionistas surgieron series icónicas como NYPD Blue, Deadwood, Ley y Orden, Miami Vice y Twin Peaks. La idea de una relación entre un policía y una abogada (como la de Furillo y Davenport) se convirtió en un «tropo» en programas posteriores.
Aunque algunos aspectos, como las relaciones con grandes diferencias de edad o ciertos comentarios racistas/homofóbicos, no han envejecido perfectamente, la serie sigue siendo sorprendentemente progresista y bien escrita para su tiempo. Su honestidad y realismo son algo refrescante, incluso hoy en día, frente a la corrección política excesiva.
Una Banda Sonora que Marcó una Época
No puedo hablar de «Canción triste de Hill Street» sin mencionar su icónica canción principal, compuesta por el genio Mike Post. Para muchos, incluyéndome, era una de las mejores canciones de intro de la televisión de los 80, al nivel de Cheers o Taxi. Esa melodía, con la guitarra de Larry Carlton, evocaba las calles frías y lluviosas que veíamos en pantalla, y se quedó grabada en el inconsciente colectivo. Mike Post no solo creó esta joya, sino también el famoso sonido «dun dun» de Ley y Orden, ¡un verdadero genio!.
Revivir la Nostalgia Hoy
Si, como yo, sientes esa punzada de nostalgia por esta serie revolucionaria que definió una era, te alegrará saber que aún existen opciones para ver «Canción triste de Hill Street» online. Plataformas de streaming como playdede ofrecen acceso a esta obra maestra, permitiendo que nuevas generaciones (o nosotros, los de la vieja guardia) la redescubran. ¡Es un viaje sin paradas que recomiendo sin dudar!.
«Canción triste de Hill Street» fue mucho más que un drama policial; fue un retrato sociológico de los inicios de los 80, una crónica humana que mostró que los verdaderos héroes no son perfectos, sino individuos que intentan hacer lo correcto en circunstancias difíciles. Y por eso, sigue siendo un referente ineludible del drama urbano y una parte entrañable de mi historia televisiva.